Un cuarto oscuro. Dos hombres, dos mujeres. Un grito. El miedo.
Miedo al afuera, a lo desconocido, a la muerte, a la soledad, pero por sobre todo, a la luz que revele nuestros más oscuros secretos.
Secretos que aparecen tras las fotografías, imágenes, ventanas que Lázaro (Nicolás Goldschmidt) realiza con el fervor ardiente de su pasión fotográfica (en combinación con una actuación jugada).
Pasión aún no desencadenada por un objeto sublime, obtenido por su amigo Sergio (Guillermo Berthold), que alterará todo el statu quo de la casa donde convive con su hermana Laura (Lorena Muñoz).
Recuerdos traumaticos compartidos, creaciones que se aparecen de la mano del azar o quizás de algo más allá.
¿Quién nos ayuda a descubrir esos oscuros rincones de nuestra alma?
Planteando la mirada del otro (y más aún) la mirada a través de filtros, lentes y manipulaciones, Lázaro, el cuarto oscuro es una obra que genera una abertura dando paso a la luz, tan necesaria, que intensifica su cáracter indagatorio y reflexivo .
Florencia Berthol plantea la tensión entre el afuera y el adentro, sentimientos, decisiones y los ritos de pasajes.
Su elenco, de jóvenes promesas, le hace honor, definiendose en un enfoque exacto, justo, de calidad en la construcción de los personajes para abordar ese eterno conflicto que nos acompañará de por vida. Los juegos de corporeidad impactan desde la caricia, la quietud y el baile hasta la violencia.
Es en ese clima, cuando el azar se impone, los caminos se multiplican y donde la obra hace gala del juego teatral. Enfoques, fuera de campos, primeros planos, particularidades de la dramaturgia excelentemente combinados con el diseño de luces de Juan Fernandez.
Desde un punto rojo, a luz plena, pasando por efectos, no se escapa nada en el cuarto oscuro.
Incluso los programas, tarjetas y despedida del publico tiene este detallismo que da cuenta de los procesos acerca de cómo vemos y ocultamos incluso en la selección de miradas.
Seleccionar y recuperar la mirada se vuelve dificil cuando hemos sido ciegos como Lázaro.
Inquietudes de pasados y futuros que se plasman en un collage donde hay que poner el cuerpo, para generar una resolución.
El cuerpo de los espectros, de los vivos, el cuerpo del sexo y de lo fraternal.
Marga, es el objeto-cuerpo de deseo que intensamente interpretada por Lucila Németh, llega desde el sur a romper la monotonía.
Laura es el cuerpo que trabaja, que construye sobre si la ¿unidad? de la casa y la familia.
Sergio es el cuerpo que se arriesga en el afuera, buscando algo único para crear.
Lázaro es el cuerpo que los une, el ciego que no ve, el revelador de identidades, el constructor de ventanas.
Juntos bailan, viven, crean, construyen y destruyen.
Una obra para ir, ver y mirar.
Por su actuacion en Lazaro, el cuarto Oscuro (2011- Dir. Flor Berthold)
Nicolas Goldschmidt esta nominado a los premios ACE como “Actor revelacion de teatro off”
Autoría: Florencia Berthold
Actúan: Guillermo Berthold, Nicolas Goldschmidt, Lorena Muñoz, Lucila Németh
Vestuario: Isabella Kicherer
Diseño de luces: Juan Fernández
Sonido: Joaquín Macedo
Fotografía: Maren Henke
Utilero: Isabella Kicherer
Diseño gráfico: Maren Henke
Asistencia de dirección: Maren Henke
Prensa: Flavia Salvatierra
Dirección: Florencia Berthold
EL GRITO
Costa Rica 5459
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 15-4-989-2620
Entrada: $ 50,00 / $ 35,00 – Sábado – 23:00 hs – Hasta el 28/07/2012